En noviembre de 1915, Einstein hizo pública la teoría de la relatividad general que, entre otras cosas, postulaba que la luz tenía cierto peso, por lo tanto, los cuerpos celestes eran capaces de atraerla y desviarla como a cualquier otro campo electromagnético que se encuentra con un campo gravitatorio.
Sin importar lo convincentes que fuesen los argumentos que sustentaban dicha teoría, la comunidad científica necesitaba pruebas contundentes que demostraran; lo que describía el autor de estos postulados eran hechos y no sólo meras suposiciones de alguien que quería contradecir a Newton diciendo que la fuerza de gravedad se acopla a la energía y no a la masa. Es por ello que científicos como Sir Arthur Eddington y Frank Dyson (conscientes de lo que un descubrimiento de tal magnitud podía significar para la ciencia) propiciaron una serie de viajes que tenían como fin la observación de un eclipse total de Sol con el que, según el mismo Einstein, se demostraría de una vez por todas si él tenía razón.
¿Por qué un eclipse? Fácil, cuando la luna oscurece al Sol somos capaces de ver algunas estrellas: si bien esto puede hacerse durante la noche, la peculiaridad del fenómeno es que la luz de astros lejanos, en lugar de seguir una trayectoria recta, se desvía al chocar con el campo gravitatorio de nuestra estrella, de modo que estos astros que pueden verse en presencia de la luz solar no están mostrando su verdadera posición, sino que tienen una desviación de 1.74 segundos de arco.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario